Definiendo la idea de Cambio: Sociología Líquida.

No creo que a nadie le pase por la cabeza cierta inquietud, sobre el futuro laboral- funcionarios incluídos- fruto de lo rápido que están cambiando las cosas; y de lo rápido que las empresas privadas y públicas, están revisando sus modelos de negocio y las características que necesitan para afrontar una nueva realidad, nuevas necesidades, nuevas maneras de aportar servicio, de generar valor, de ser competitivos, etc.

Que conste que cuando hablo de «inquietud», entiendo que todos la vemos como inquietud positiva, porque en el caso de tu inquietud sea negativa- por no perder la posición por ejemplo, creo que tienes un serio problema.

Por tanto, pensando en esa inquietud, durante el día de hoy leía este post de D. Enrique Dans (gran culpable de la existencia de este blog): «El ocaso del empleo», de Jordi Serrano y Santiago García.

En este post, se publica una entrevista al propio Dans, sobre la idea del cambio en las organizaciones, las competencias humanas de más valor en el futuro desde el punto de vista laboral, consejos de cara al futuro, etc.
Esta lectura me ha hecho recordar, el ¿Por qué? del nombre de El Sociologo Líquido, para este blog que nació desde las Aulas del Instituto de Empresa.
Desde luego, porque allá por el 2001 salí de las aulas de la Universidad de A Coruña con esa titulación superior, pero curiosamente los acontecimientos han ido conduciendo mi carrera profesional por otros derroteros tan diferentes, como el sector Life- sciences & Healthcare. Este no es más que un pequeño ejemplo del concepto «líquido» al que hace referencia Bauman.
Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925) es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco. Es conocido por acuñar el término, y desarrollar el concepto, de la «modernidad líquida». Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman es ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010. Nació en Poznan (Polonia) en una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 reside en Inglaterra. Es profesor en la Universidad de Leeds de ese país. Y, desde 1990, es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.

Sociología del cambio

Sociología Reflexiva Bauman es uno de los sociólogos que plantea una nueva forma de entender la sociedad moderna: No basada necesariamente en los conformistas y los anticonformistas, sino que es una tercera vía, según la lógica de la sociología reflexiva, que elabora y apunta a modificar la sociedad moderna. La hipótesis de Bauman es que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico. Una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad, contenidos, valores) y la sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores), el segundo paso necesario es modificar la realidad y comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria, además de ser oportuna, para evitar los conflictos sociales y mejorar las condiciones de vida.

 La identidad en la modernidad líquida 

En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma.

El autor plantea que éstas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante. Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsablidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía. Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, sólo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.