Las patentes farmacéuticas e incentivos a la innovación

Master Economía de la Salud y del Medicamento- Universidad Pompeu Fabra.
Curso Académico 2011-13
Actividad Práctica del  módulo 7. Economía de la Salud (2).
Título: Mapa conceptual y Análisis de crítico de un texto relativo a las patentes y los incentivos a la innovación.
Durante todo el contenido del módulo hemos repasado conceptos económicos que repercuten sobre el modelo de gestión del modelo sanitario (1) y farmacéutico (2) desde el punto de vista demanda, necesidad y uso del primero, y desde la disrupción tecnológica y cambio del entorno económico, tanto del primero como del segundo. 
Este módulo por tanto, y por supuesto el texto revisado al objeto del mapa conceptual, supone un debate fresco y con presencia actual en el panorama de la Economía de la Salud.
Mediante la innovación tecnológica en la administración sanitaria pública y privada, algo se mueve y cambia, afectando con ello a los principales actores del cambio: las personas, el producto o servicio prestado, y la propia organización.
Esta Tecnología Sanitaria, despierta y documenta la diferenciación entre conceptos clave como son la utilización (excesiva, insuficiente o adecuada), la adecuación de la demanda inducida (por el médico y no por el paciente), y nos hace detenernos en los conceptos de demanda de Grossman y en el concepto de necesidad de Bradshaw.
Grossman se detiene en las preguntas de ¿para qué nos sirve la salud? ¿para que nos interesa? El individuo demanda tiempo de salud, y Bradshaw nos lleva al concepto de necesidad de salud expresada (la necesidad sentida o percibida demandada, no normativa).
Actualmente con las políticas de control del gasto sanitario puestas en marcha por las administraciones públicas, vemos como el modelo de patentes y marcas farmacéuticas sufre especialmente un serio recorte tanto en el tiempo de amortización de los gastos derivados de I+D y gastos hundidos, como para también acceder al mercado, con las valoraciones mediante grupos de expertos especializados, sobre las verdaderas aportaciones terapéuticas de las nuevas marcas.
Es por ello que la orientación a paciente, se antoja fundamental, tanto en el modelo de gestión de las administraciones, como en la orientación de la I+D de las compañías farmacéuticas, centrando sus presupuestos en un escenario real de necesidad expresada (Bradshaw), intentando descifrar los conflictos explícitos e implícitos del modelo. 
Es necesario encontrar un modelo de alternativas y complementos al sistema de patentes y de financiación pública. Un modelo basado en push incentives, garantizaría reducir los costes pero también supondría sólo tener la posiblidad de incentivar una Investigación demasiado básica, de cara al objetivo final. 
Por lo tanto, entiendo que el objetivo tanto de administraciones como de sector farmacéutico se debe centrar en dar servicio y atención a esa necesidad expresada, con una base normativa y regulada, y orientar la I+D a un sistema de contratación externa con un modelo de “alternativas y complementos a patentes y a financiación pública”, en forma de pull incentives.
Bajo esta estructura, el negocio de patentes farmacéutico se orientaría hacia un mercado de necesidad real, para proporcionar producto y servicio, que vaya dirigida hacia una investigación más desarrollada, en base a una mayor demanda y en base al perfil de paciente adecuado.
Este sistema de incentivos a I+D, complementario a la financiación pública, permite a ambos actores diseñar un mapa de necesidades y objetivos comunes para proporcionar un modelo de equidad, una moderación en el precio de los productos o servicios, y en las condiciones de los contratos. La disposición a pagar si hay necesidad, combinado con una cobertura de seguros púlbica y/o privada, asegura una demanda real. 
Otro aspecto que me resulta interesante en el debate, tecnología sanitaria, innovación y patentes, es el papel que esta segunda pueda tener en la industria farmacéutica. 
Y es que es la propia innovación tecnológica la que puede aportar un servicio diferencial para el paciente, integrado de forma paralela a la innovación terapéutica, por ejemplo: Tiras de glucosa con un dispositivo de geolocalización para detectar si el paciente ha alcanzado ciertos niveles de azúcar en sangre. Este tipo de innovación (servicio) incorporada a producto, puede suponer una nueva clase de patentes que suponga la alianza estratégica de diferentes actores.
Quizás esta sea una visión demasiada futurista, pero en la actualidad ya estamos viendo como también las compañías farmacéuticas estan valorando la incorporación de la innovación tecnológica a la aportación de valor añadido a su producto para aportar un nuevo servicio al que fijar un coste añadido, al de por si valor terapéutico.

Bibliografía

1.          La Economía del sector bio-farmacéutico, un panorama. Jaime Puig- Junoy. Lecturas sobre el economía del sector biofarmacético. Ed. Springer Healthcare, 2012.