«Que se mueran los viejos» (Taro Aso dixit)

Durante el día de ayer el Gobierno de España, por mediación del Ministerio de Sanidad ha hecho público los datos de la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) 2011/12

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La idea de la mejora en la calidad de vida, mejorando la longevidad de la población, la crisis económica sistémica que sufrimos, hace que me detenga en el apartado de población de 65 y + años, y destaco la forma de analizarlo y abordarlo por parte de la administración española, y me hace recordar- y no por semejanza, sino por todo lo contrario- la polémica creada con el ministro de Finanzas japonés Taro Aso allá por el mes de Enero de 2013, cuando sugería a los ancianos de su país » a morirse para reducir costes sanitarios». Estas declaraciones fueron objeto de una actividad práctica en el Master de Economía de la Salud y del Medicamento que estoy terminando con la Universitat Pompeu Fabra, y quiero compartirlo con en este post: 

«Que se mueran los viejos» (Taro Aso dixit)

A la hora de realizar la selección del artículo para esta actividad del módulo 6, podríamos realizar una búsqueda más profunda, intentando encontrar una publicación que diese lugar a comentar la mayor cantidad de conceptos técnicos del módulo, pero pocos son tan relacionados con los años de vida de calidad (AVAC= años de vida x utilidad del estado de salud de esa vida), y con el concepto “muerte”, y el gasto sanitario, como las declaraciones realizadas el pasado 22 de enero por el Ministro de Finanzas Taro Aso a la salida de un Consejo Nacional de Seguridad Social, “arengando a los ancianos a darse prisa en morir”.

En las declaraciones del ministro Taro Aso, se confirma la teoría de la eficiencia económica, definición universal de Wilfredo Pareto, según quien la cantidad óptima de cualquier bien o servicio, es aquella para la que el valor social otorgado a la última unidad producida, es igual al coste social de producirla. Y en este caso el ministro japonés se ve delatado por su perfil de responsable de finanzas del país, y su preocupación por la pérdida de bienestar, en base al concepto puramente capitalista, de destinar una gran parte de recursos económicos en salud, a miembros de la sociedad, que lejos de aportar actividad económica al país, al contrario suponen una carga por doble motivo, en forma de pensiones públicas.

Sin duda, la discrepancia entre eficiencia y eficacia en la Economía de la Salud del país nipón, le ha jugado una mala pasada al ministro japonés, donde su incontinencia verbal, le ha hecho plantear una solución tan rápida como alocada para un miembro de un gobierno de cualquier país, centrando su objetivo, tal y como se dice en el módulo, al concepto de eficiencia técnica, una producción determinada de OUTPUT, con la menor cantidad de INPUTS.

Contrariamente a como vimos en el apartado “la salud y el paradigma de los recursos escasos”, vemos como las declaraciones del ministro japonés, se olvida del concepto de que la salud no tendría precio, y de que las consideraciones económicas no tendrían que interferir en las decisiones clínicas de los profesionales en salud.

Se confirma la teoría de que la riqueza de un país determina, en parte, cuando morimos, ya que en los países con renta baja el 65% de la población muere antes de los 60 años, mientras en los países de renta alta, sólo el 24% de la población muere antes de los 60 años, el 76% mueren a partir de esa edad. En el caso de la noticia, los datos son de  una población de 128 millones de personas, y un 25 % con más de 60 años de edad. La previsión es que la proporción aumente al 40 % en los próximos cincuenta años.

Está claro que al ministro japonés, lo que le preocupa además, es la poca aportación de beneficios económicos al sistema, de este tipo de pacientes en sus últimos años de vida, por doble motivo; por una parte porque tal y como se dice en el módulo, el consumo en salud de la sociedad se produce en el último tramo de vida (veremos más tarde el concepto envejecimiento)- como es el caso que le preocupa al ministro; por otra parte, no sólo no aportan estos pacientes beneficio económico al sistema sino que además, supone una carga para las cuentas públicas en forma de pensiones, que entre otros medidas, obliga a este Gobierno conservador a aumentar en un 10% los impuestos sobre el consumo, afectando al estado de bienestar del conjunto de la sociedad.

Pero no sólo la preocupación por las cuentas públicas se deducen de la incontinencia del ministro japonés Taro Aso, sino que para dar marcha atrás en sus declaraciones, se refiere a la calidad de los años de vida relacionada con la salud, y no a la excesiva longevidad de los habitantes de su país, recuperamos por tanto el concepto QALY o AVAC, (AVAC= años de vida x utilidad del estado de salud de esa vida). Eso sí, el ministro entiende el concepto utilidad de esa vida desde un punto de vista económico de productividad y no de mera salud. Él mismo con su perfil defiende el concepto con sus 72 años, y su activa y longeva vida profesional.

Tal y como se muestra en el cuadro del modulo 6, unidad 2, en la tabla 1 de la página 26, se justifican las preocupaciones del ministro de Finanzas japonés, con la evolución del gasto en salud respecto al PIB de Japón se ha visto seriamente incrementado en los últimos años: 

Da la sensación de que el ministro japonés lleva la rajatabla el concepto de: “por un tiempo determinado”, en la definición de qué se considera gasto en salud y que no, en el fin de restablecer, mantener o mejorar la salud de los ciudadanos, desde el presupuesto nacional destinado a la salud. Más datos de salud nipones: 

En cualquier caso, el pretendido control del gasto del ministro nipón, tal y como se indica en el contenido del módulo, implicaría analizar las variables de un 15-20% de la variabilidad no explicada por las diferencias de la renta, y valorar su manejo desde la política sanitaria.

Aunque la clave de las declaraciones del ministro, hacen referencia directa al envejecimiento de la población, como causa fundamental del incremento del gasto sanitario. Más en concreto, o eso se deduce de la rectificación final del ministro, a aquellos pacientes “agarrados a la vida” con recursos sanitarios.

Y es que entre las declaraciones del ministro y su rectificación, se encuentra el análisis del envejecimiento y la influencia sobre el gasto en salud que han analizado algunos  investigadores como Zweifel, Felder, Meiers; argumentando que la mayor parte del gasto se producía en el último año de vida. De este modo el envejecimiento de la población, contribuiría mucho menos de lo esperado al crecimiento futuro del gasto en salud. De hecho Gornemann y Zunzunegui ( Gaceta Sanitaria, 2002), refuerzan esta tesis, cuestionando el peson del envejecimiento en gasto desde las altas hospitalarias, concluyendo finalmente que menos de un tercio en el aumento del número total de altas es atribuible al envejecimiento.

Aunque es probable, que lo que realmente esté buscando el ministro japonés con estas declaraciones, es provocar eliminar el coste de ese último año de vida del sistema público, incitando soluciones de origen privado, con el fin de equilibrar los balances, objetivo real de su puesto como Ministro de Finanzas.

Bibliografía.