Durante el día de hoy el canal televisivo español La Sexta, ha emitido una edición del programa «Salvados», dedicado a la Industria Farmacéutica. El programa llevaba por nombre «Sobremedicados».
El programa ha sido bajo mi punto de vista «retrógada», «sesgado» y «oportunista».
Retrógada porque si la emisión se produjera durante la década de los ´90, o comienzos del siglo XXI, estaría elaborada en tiempo y forma, respecto a los contenidos abordados en la misma. El sector farmacéutico vive actualmente un momento de cambio de modelo de negocio, que deja atrás viejos hábitos criticados desde dentro del propio sector, y por la propia sociedad. (Recordar el contenido del post de este blog: Eyeforpharma)
Sesgado por el abordaje incompleto de los contenidos abordados, y sobre todo por el papel de los interlocutores participantes durante el programa; dejando a parte al punzante presentador Jordi Évole: intervienen, un médico de familia, que entonaba «el mea culpa» por prescribir medicación sin necesidad, por haberse subido a vuelos chárter internacionales gracias a la industria farma, recibir presiones comerciales, etc. (contradictoria posición la del galeno); un farmacólogo de «reconocido prestigio internacional» haciendo referencia a: el enojo que le supone que la industria invierta en formación continua dirigida a los clínicos, enfermedades inventadas, la duración de las patentes de 20 años, y el poco conocimiento sobre los efectos secundarios de los fármacos comercializados (sorprendentes afirmaciones todas ellas, no doy crédito); una profesional o ex-profesional de la visita médica desvelando las prácticas realizadas por la industria farma en la época del «todo vale», hasta los primeros años del siglo XXI (¿por qué formó parte del sector en su momento? ¿Qué postura tuvo ante las prácticas comerciales de ese momento? Se percibía cierto despecho en sus manifestaciones…); un ex- Director Gral. de la Salud Pública, pasando de puntillas sobre la independencia de la OMS y la relación de sus directivos con la industria Pharma; y finalmente un apático Julián Zabala, representante de comunicación de Farmaindustria, defendiendo al sector y sus prácticas, con poco convencimiento, quizás excesivamente tensionado por el presentador y las cámaras, haciendo permanentes referencias al uso racional del medicamento, a la ética profesional, a «la pasada de frenada» (reconocimiento tácito) del sector de los años ´90 y comienzos del siglo XXI.
Oportunista, lanzando el programa al aire, el 7 de abril, Día Mundial de la Salud, y casualmente un día después del estreno en taquilla en nuestro país, de la película, «Efectos secundarios». (Ver post de ayer en este blog)
En fin, no se ha detenido el presentador ni su equipo:
- ni en la diferencia entre composición del principio activo Marca- EFG versus biodisponibilidad;
- no diferenciar entre gasto sanitario y gasto farmacéutico, el gasto farmacéutico es una rama más del gasto sanitario.
- es demagógico hablar de subida de precio de los productos desfinanciados.
- ni en contrastar los datos aportados por el SESPAS vs. Farmaindustria sobre el uso del medicamento en España, y su ranking internacional. No es el segundo país del mundo en consumo de medicamentos per cápita.
- ni en la inversión en I+D de una compañía farmacéutica y las diferentes fases hasta que llega al mercado (previa aprobación, si es que llega),
- no hacer ningun abordaje sobre las conveniencias o no de las reformas sanitarias actuales (medicina pública, privada, o concertada),
- ni a la mayor esperanza de vida de la población respecto a los primeros años del siglo XX, y la necesidad de encontrar nuevas soluciones farmacológicas a los problemas de salud,
- ni a los continuos recortes en forma de Reales Decretos (RD) que el sector ha venido afrontando durante los últimos meses en España, incluído el copago de medicamentos para la población.
- ni por supuesto en los casos de éxito del sector farma y sus beneficios para la población.
¿Que situaciones irregulares o poco competentes las hay en la industria farmacéutica? Por supuesto, como las hay en la banca, en la construcción de obra pública y privada, en la alimentación (Horse meat), en la educación (método de acceso a colegios concertados), en las instituciones tradicionales como los partidos políticos, la Iglesia y la Monarquía, etc.
Pero precisamente ahora mismo, creo que estamos viviendo momentos de denuncia pública que unido a la crisis financiera, y la tecnología disruptiva, supondrán una nueva manera de hacer las cosas en todos los sectores, incluído el sector farmacéutico farmacéutico.


